Por: Pilar Alberdi
Se trata de una novela del japonés Haruki Murakami. El matrimonio protagonista de la historia escuchaba todos los días a un pajarillo que emitía un extraño piar muy similar, según ellos al de dar cuerda, y le llamaron «el pájaro que da cuerda al mundo». Es una novela de gran serenidad y donde hay inocencia, sensualidad, y muchos gatos. Y, probablemente, una pareja camino de su separación o no, ya que no lo sé todavía.
Evidentemente, el escritor tiene imaginación y se la ha otorgado a los personajes de su obra. Viene bien delimitar en dónde está ubicada nuestra imaginación a la que accedemos a través de los sentidos del cuerpo humano que son el visual, auditivo, gustativo, olfativo y tactil, y el proceso de reacciones y percepciones físicas y analíticas que nos producen. Y aunque las personas que han desarrollado más su hemisferio derecho, es evidente que están llamadas al mundo de la imaginación, sin la tarea del hemisferio izquierdo, capaz de trabajar analíticamente, sería imposible un verdadero equilibrio.
Pero volvamos a la historia del pájaro que da cuerda al mundo.
El protagonista masculino de la novela, cuando necesita concentrarse, plancha. Me he sonreído al leerlo, porque estoy segura de que el propio escritor es el que plancha, de vez en cuando, para concentrarse o sentirse en unidad. A mí me gusta planchar, y siempre me ha llamado la atención que a tanta gente no le guste. Yo también descubrí pronto que planchar ayuda a concentrarse. Se realizan un tipo de movimientos suaves, que activan el lado del cerebro contrario al brazo que se mueve. Me dirán que esto sucede muchas veces al día con otro tipo de ejercicios. Seguramente, pero quizás con este, si lo hacemos con cierta tranquilidad, percibimos mejor el resultado. Supongo que algo similar ocurre con la práctica del tai-chi, cuyos movimientos son tan lentos, que admiten la concentración. Yo de tai-chi no sé, pero de shiat-su un poco.
Lo del pájaro que da cuerda al mundo suena, dicho así, un poco metálico. Pero es un pájaro de verdad, y en esa novela hay muchos gatos. Como todavía no la terminé, no sé si acabarán comiéndose al pájaro. Espero que no.
Me pregunto cuántos seres u objetos dan cuerda al mundo, a nuestro mundo. Hoy pasé por el blog de una escritora y tenía cientos de fotos de flores. Ese tiene que ser su pájaro que da cuerda al mundo...Le gustan y va sacando fotos para subirlas a su blog. Esas flores adquieren un significado especial. Su hija, también la ayuda a rescatar del olvido esas joyas de la naturaleza, y para ello se dirige a parques y jardines, y va sacándoles fotos.
La novela la tengo abandonada después de una escena demasiado fuerte para mi gusto, y que figura en la guerra de Indochina, pero seguro que volveré a retomarla.
Ahora bien, ¿te has preguntado cuál es tu pájaro que da cuerda al mundo? Ayer veía un documental en que se hablaba de ciencia y religión. Un médico acabó diciendo, que los que creen en Dios tienen mucha imaginación. Me sonreí. Acaso desde el lado de los que creen en Dios, también se piense que los hombres de ciencia tienen mucha imaginación. Y me volví a sonreír.
Lo que sí está claro es que es necesaria. ¿Qué haríamos sin imaginación? ¿Cómo anticiparíamos lo que podría pasar, lo que deberíamos hacer, hacía dónde deberíamos poner el rumbo para nuestras vidas?
El poder de la imaginación sirve para concienciarse de las metas y lo que uno se ha propuesto alcanzar. Lo conocen los deportistas, los políticos, los inmigrantes, los pobres , los ricos, en fin, cualquiera.
¿Qué quieres conseguir? ¿A dónde quieres llegar? Tendrás que imaginarlo primero. Todo el poder de la autosugestión se basa en esto. Imaginar con resultado positivo el resultado que queremos alcanzar.
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