lunes, 9 de enero de 2012

CUMBRES BORRASCOSAS




Por: Pilar Alberdi

«Vuestro dolor es la ruptura de la celda que encierra vuestra comprensión» Khalil Gibran


Creo que nunca faltarán cumbres borrascosas, riscos que debamos ascender con dificultad, etapas más o menos difíciles.

Hace un tiempo releyendo Cumbres Borrascosas, la obra de Emily Brönte, volví a descubrir esa sabiduría popular que tanta gala hace del conocimiento psicológico de las personas. Cuando se le comunica al médico la enfermedad en la que se ha sumido la joven Catherine, razón por la que se le ha ido a buscar, el especialista pregunta qué ha pasado en la casa, porque es consciente de que ese tipo de personas no se enferma sin un motivo. Evidentemente, el ama de llaves, no le contará lo que sucede bajo el techo de sus señores. Si lo hiciera, perdería su protección.

Creo que parte de esa sabiduría, no ya la de que la enfermedad tiene sus motivos, sino la de que para los más pobres era casi imposible pagar el costo económico que suponía un médico, así fuese que tuviesen que darle en pago una gallina, mucha gente se preparaba mentalmente para no enfermar.En el caso de Cumbres Borrascosas, y en el momento que aparece la enfermedad, Catherine tiene una vida holgada, pero psicológicamente difícil porque ella misma no comprende su deseo. Está casada, pero ama a otro hombre.

Y pensaba yo en todo esto a raíz de la «autocompasión» que es uno de esos enemigos letales que pocas veces vemos llegar. Tan de puntillas camina... Y también pensaba en la «depresión», esa palabra que sirve de comodín a tantos problemas, porque es un hecho que las personas acuden a médicos, psiquiatras o psicólogos anunciando que tienen una depresión, antes de que alguien se las diagnostique. Y es que, a veces, tener un diagnóstico y una medicación nos salva de tener que asumir otros hechos. De algún modo, se nos ha hecho creer que tenemos derecho a la felicidad y que vamos a ser felices. No es así. La felicidad es lo que queda después de ser capaces de comprender, es el acomodo, el bastón que nos acompaña paso a paso para seguir adelante.

Resumiendo, tememos el dolor psicológico, aquel que nos desmorona por dentro, y que surge tras la comprensión de unos hechos, circunstancias o sentimientos determinados.

«Vuestro dolor es la ruptura de la celda que encierra vuestra comprensión», dijo Khalil Gibran, un poeta excepcional, y un hombre sabio. Y es esa comprensión, pese al dolor que nos provoca, la que puede mantenernos en el camino de la salud.

2 comentarios:

  1. A veces ser feliz no depende tanto de las circunstancias como de la actitud. Para ser feliz lo más necesario es querer ser feliz con todas las limitaciones que vienen adheridas a la vida.
    Saludos

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  2. Así es Begoña. Tener claros los objetivos; pulir cada día los pensamientos; comprender y asumir. Saludos.

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