viernes, 18 de diciembre de 2009

EL ABORTO

Cuando se habla del aborto se habla de derechos de la mujer, también de ley, porque hay una legislación en España que lo contempla. Cuando se dice aborto también muestran las estadísticas que muchas jóvenes que han recurrido a él, repiten, como si el acto fuese el mismo que tomarse una pastilla anticonceptiva. Hay tanta información que, a la vez, parece que hubiera desinformación donde o en quienes más falta tienen de ella. Y no hablo de información sexual o de información de anticonceptivos básicos.
Yo conozco mujeres que se negaron a abortar estando ya en una clínica para hacerlo. Hoy agradecen esa decisión.
He conocido una joven que decidió tener su niño pese a ser menor de edad. Evidentemente su vida cambió, se complicó, pero también se llenó de amor. De ese esfuerzo y esa lucha se hizo una mujer adulta, segura de sí misma, capaz de enfrentarse al mundo con tal de defender a su criatura.
He conocido más de una mujer que se realizó un aborto en la juventud, y que hoy en la madurez de su vida sienten un inmenso dolor. ¿Cómo sería aquella criatura? «Hoy tendría veinte años»... ¿Sería rubia? ¿Morena? «Ahora habría sido una compañía para mí» dicen... Quien escucha, calla y ayuda a soportar el dolor. Contempla las lágrimas, da la mano y, a veces, también llora.
Es la misma persona la que abortó que la que treinta años después se recrimina. Pero ¿son ambas la misma? Esta es la cuestión. Ni siquiera los ciclos vitales son los mismos. Si esas dos partes de la misma persona se encontrasen ahora juntas, no se reconocerían, ¿o sí? Acaso en parte. En el transcurso de esas dos edades cambiaron las circunstancias, la comprensión. La vida permite tomar una nueva perspectiva. Sin todo el futuro por delante, aparece siempre iluminada en los recuerdos aquella zona del pasado en la que una decisión que pudo parecer la más razonable ya no lo es.
Como terapeuta no he tenido casos de jóvenes que me vinieran a consultar antes de hacerse un aborto. Tengo la sensación de que en general no se va a las consultas para esto, porque se acaba el plazo para abortar, hay una premura por decidir... Y es algo que además se oculta. De verdad lo siento, porque creo que hay que escuchar las voces de las que lo han hecho, saber qué sienten veinte, treinta años después. También sería importante que pudieran escuchar las voces de las que decidieron tener unos hijos que en principio no fueron deseados en el momento de su concepción. Debería haber asociaciones de mujeres que habiendo vivido estas circunstancias estuviesen dispuestas a hablar de ellas. Porque si cuando decidimos hacer un viaje a un país que desconocemos, pensamos primero en preguntarle a fulanita o menganita qué tal le fue, ¿por qué no hacer lo mismo en el caso de los abortos? ¿Acaso para una joven no es eso el aborto, una especie de viaje, una decisión que tendrá consecuencias?
Siempre me conmueve este duelo inmenso de la mujer madura por el hijo abortado en el pasado. En este sentido he visto trabajos en grupo de Constelaciones Familiares donde se intentaba reparar, consolar, dar entierro a esos hijos... Son tremendamente emotivos y dolorosos, pero acaso hallen en ellos las mujeres que los solicitan un poco de luz y de consuelo.

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