¿Y por qué no escribir sobre cumplir 30, 40 o 65 años? Por supuesto que sí, pero eso será otro día. Y aún así, me atrevería a decir que cualquier edad contiene ya la que vendrá y la que fue. Y esta, la de los 50 es, además, la de cambios corporales y psicológicos importantes. En este sentido me atrevería a compararla con el proceso de cambio sufrido en la adolescencia pero en sentido contrario. Si antes la pulsión sexual y el crecimiento del cuerpo nos sorprendía, ahora es al revés, y también nos sorprende.
Sin duda, ver pasar la edad es como ver pasar los vagones del tren del tiempo. Supongo que habrá una diferencia entre sentirse dentro del tren o mirarlo desde fuera. Me inclino a pensar que ambos modos de ver son necesarios y complementarios.
Pero viene a cuento este tema porque releyendo unos libros de literatura encontré algunas frases e ideas interesantes de dos escritoras a las que siempre vuelvo con placer, una es
Virginia Wolff y la otra
Colette.
Nos asusta la edad. Pero ¿es la edad lo que nos asusta o son esos cambios para los que no nos sentimos preparadas?
En
La señora Dolloway, la escritora
Virginia Wolff hace decir a la protagonista, que aunque es una terrible confesión «a los cincuenta y tres años, apenas si tenía ya necesidad de nadie».
En el libro
Los zarcillos de la vid,
Colette explica las inseguridades de las mujeres de treinta años, de cuarenta, y aunque está hablando de maquillaje, dice que nunca ha encontrado una mujer de cincuenta años «que estuviera falta de valor».
Y hay mucho de verdad. La mujer de 50 tiene su vida hecha. Y la que supo envejecer, acaba de hacer su entrada en la madurez, y asume lo que hay. Por tanto, es el momento de replantearse metas, de buscar objetivos nuevos (estudios, trabajo, familia...), de realizar viejos proyectos que se dejaron aparcados para cumplir con otras obligaciones. Y, en este sentido, como en muchos otros, las mujeres de 50 o más años tienen mucho que aportar a la sociedad Por eso, si estás en esa edad, habla con otras mujeres que estén en la misma situación o que ya hayan pasado por ella. Creo que no habrá nadie que pueda comprenderte mejor. Y cada una te aportará su manera de enfrentar ese momento.
Estimada Pilar, estoy totalmente de acuerdo con tu excelente comentario.La mujer tiene unas cualidades innatas que le hacen afrontar con dignidad su edad, bueno, he querido decir la mayoria de mujeres por supuesto no todas.
ResponderEliminarUn braazo.
Isabel
Saber envejecer no es poco. Quizá ahí está la clave.
ResponderEliminarSiento admiración por las que luchan por conseguir sus objetivos; y por las que cuidan el amor en sus familias.
Un saludo.
Apreciada Pilar.Si somos conscientes de que estamos aquí aprendiendo, y si una de las cosas que aprendemos, tras muchos disgustos y sufrimientos, es que el sentido del humor ayuda mucho a relativizar-nos. Y que seguro, "Que lo que me está pasando a mí también le pasa a más gente". Es decir que no estamos solos ni en la peor de las desgracias, esas también "las conoce el universo".
ResponderEliminarTodo esto viene a que yo lo que digo es "que estoy en la fase del acné juvenil". Porque recuperar la libertad interior, la sabiduría, y la despreocupación por cosas nimias que antes nos preocupaban, me parece más enriquecedor que fijarnos en el deterioro del cuerpo.
¿menudo rollo, no? Un abrazo.
Tienes razón, Marieujeni.
ResponderEliminarUn abrazo.