lunes, 21 de septiembre de 2009

CONSTELACIONES FAMILIARES EN GRUPO

¿Cómo se trabaja en grupo las Constelaciones Familiares? Conocemos por los vídeos y por el estudio de los casos, cómo realizaba y realiza Bert Hellinger las constelaciones. Quienes han participado en esos talleres, han sido quienes nos han transmitido ese conocimiento en la práctica.
Llegados al taller y tras las presentaciones de los asistentes que pueden darnos explicaciones sobre quiénes son y por qué tema están allí, cada persona siente, sin duda, porque esa es su expectativa, que va a vivir algo importante en las próximas horas o días. Cabe decir que lo mismo ocurre cuando alguien llama al psicólogo para concertar una cita, los buenos profesionales saben que demorando un poco la cita ya se están poniendo en movimiento cambios en la persona o la familia que llama. Se producen ajustes. En el caso de las Constelaciones Familiares, la persona, aunque no lo sabe, va a vivir la comunión con su propia familia de origen o sus ascendientes, con su familia actual, y con la gran familia humana. Va a descubrir todo el dolor que portan las personas en su interior. Será como si pudiera ver su alma desnuda. Y ese dolor compartido en grupo también ayudará a mover aquello que está estancado, aquello a lo que le faltaba impulso para movilizarse en nuestra alma.
Si además, tenemos conocimientos de psicología, percibimos un campo más amplio de actuación. Una base sobre la que sustentar o a la que unificar el modelo de Hellinger. Y quizás, que donde algunos quieren ver esoterismo, nosotros sabemos que hay psicodrama, PNL, hipnoterapia (Erickson), psicoanálisis (Freud, Jung, Adler...), Terapia de Conducta, Gestalt y, por supuesto, la teoría de Constelaciones Familiares con sus órdenes del amor, los mandatos familiares, las compensaciones, etc.
La persona con ayuda del terapeuta puede explorar, acercarse a su tema: un aborto, el fallecimiento por enfermedad de un ser querido; etc. Después elegirá de entre los del grupo a alguien que lo represente así como a otras personas que representen a quienes intervienen en su tema. Las invitará a ser parte de su familia... Ese cuadro será un espejo en movimiento donde las figuras comenzarán a sentir, a actuar. Surgirán sentimientos que se creían olvidados, se escucharán palabras, se verán gestos... El terapeuta ayudará con las palabras adecuadas, hará intervenir si lo creyera conveniente a personajes necesarios en esa historia, se les honrará si hace falta, y al final de la misma, si es posible, pondrá en el centro de esa historia a la persona que presentó su caso para que pueda dar y recibir por sí misma las palabras sanadoras dentro del marco que forma ese espejo terapéutico en movimiento. Lo que se busca, en definitiva, es la comprensión de lo que ha ocurrido ahí, y si es posible, la aceptación y el perdón, porque el odio y el resentimiento sólo nos mantiene unidos a aquello de lo que, precisamente, querríamos separarnos. Me atrevería a decir que la sanación es el camino. Y que no tiene comienzo ni fin. Si al final de nuestras vidas, somos mejores personas, ese será el regalo que dejemos a los que vendrán detrás de nosotros.

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